¿Alguna vez te has parado a escuchar lo que realmente sientes? ¿Sin juzgar, criticar o censurar?
Si lo has hecho, sabes lo sano y liberador que es.
Yo lo he ido descubriendo poco a poco este año. Mucha meditación he necesitado. Pero mucha más necesitaré.
Hoy quiero hablarte de otra de las partes importantes del puzle que somos. O que al menos yo me siento.
El corazón. Parte emocional. Sentimientos.
Llámalo como quieras.
En el anterior post sobre el puzle que somos, o que yo siento que soy, te hablaba sobre el cuerpo, sobre sus necesidades y sobre las cosas que suele decir, puedes verlo aquí.
(Te recomiendo que lo leas antes de continuar con esta parte si no lo has hecho ya.)
El corazón también tiene su manera de comunicarse, de cuidarse y de protegerse.
Usa su propio lenguaje para decirte lo que desea, lo que necesita, lo que le sobra, lo que le hace daño y lo que lo encoge.
Al igual que el cuerpo, te envía muchas señales, sensaciones, emociones o sentimientos. Sólo tienes que prestar atención, observar y escuchar atentamente y entenderás su mensaje. Eso si, sin críticas ni juicios de valor.
Estamos muy acostumbradas a pensar en emociones positivas o negativas, las buenas y las malas.
Y yo me he dado cuenta que todas, absolutamente todas son importantes.
Son parte de la vida. Y hay que sentirlas todas y cada una de ellas.
Este año ha sido un año muy intenso como ya te comenté. Muy, muy intenso.
Me lancé y lo estoy dando todo por mis dos proyectos. El blog y Sukha Wheel.
He pasado de trabajar jornada completa a media jornada por dedicarme al yoga mientras asumo la economía familiar porque mi chico va a ser bombero y está a tope con la oposición.
Y a mi Guerrera favorita (mi madre) le detectaron un cáncer justo hace un año. Y la semana pasada le dijeron los médicos que había desaparecido. (Y no puedo evitar que se me llenen los ojos de lágrimas mientras lo escribo, de la alegría esta vez).
Así que emocionalmente ha sido una auténtica montaña rusa.
He sentido de todo: Todos los miedos posibles, desde miedo al fracaso por mis proyectos hasta el miedo más grande (el de poder perder a mi madre), he tenido crisis de ansiedad, estrés a niveles extremos, alegrías gigantescas, rabia, tristeza, impotencia, confianza, fe, amor, decepción, es interminable la lista….
Pero el caso, es que gracias al yoga, y sobre todo a la meditación, (que ya te voy diciendo que no tiene nada que ver con dejar la mente en blanco, sino de observar atentamente aquello que ocurre en tu interior) he aprendido muchísimo sobre mí.
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Sobre cómo gestiono mis emociones.
Sobre cómo a veces me dejo arrastrar por ellas sin más, arrasando con todo y sobre cómo a veces trato de reprimirlas y no darles ni un segundo de mi tiempo escondiéndolas como si así no me fueran a afectar.
Y he llegado a la conclusión de que todo tiene un punto intermedio.
Y el yoga ha tenido mucho que ver, porque me hace parar, conectar conmigo misma y escuchar muy atentamente, y por todo ello he aprendido a:
Reconocer las emociones y los sentimientos
Cuando comienzas a bucear en la inmensidad y profundidad de tu interior te das cuenta de que la habitan muchos y diversos seres. Tus emociones.
De muchas de ellas conoces el nombre, y los apellidos y tratas con ellas cada día. Otras en cambio, aunque conocidas las mantienes bajo llave, tal vez por vergüenza, miedo o porque no son políticamente correctas.
Y hay algunas, que en cambio apenas identificamos, las sentimos ligeramente, o profundamente, pero nuestro consciente no quiere ni verlas, y el subconsciente las tiene secuestradas.
El yoga me ha enseñado que hay que darles nombre, conocerlas, mirarlas a los ojos y decir, “Muy bien emoción, te reconozco y estoy aquí para escuchar lo que tienes que contarme”.
Hay mucha gente que no sabe ni cómo se siente, apenas te dice, “me siento bien” o “mal” porque no sabe ni ponerle nombre.
Pero para sentirte completa es absolutamente necesario identificar y ponerle un nombre a cada emoción. Me siento frustrada, me siento feliz, me siento angustiada, siento miedo….
Porque es el primer paso para poder unir el puzle, hay que sacar todas las piezas, ver cuales son del color azul, las rojas, etc… separarlas en montoncitos y a partir de ahí comenzar a trabajar.
Aceptarlas
Si, hay que aceptarlas, aunque nos encantaría que fueran otras, pero son las que hay.
Y esto es fundamental. Porque a veces nos sentimos como una mierda, y eso también está bien. Es más, es necesario.
No se puede estar bien los 365 días del año, de verdad, que daño ha hecho Mr Wonderful. “365 días para ser feliz” ¡Joder, que presión!
Hay días que nos sentimos enfadadas, queremos gritar y queremos mandarlo todo al quinto pino ¿Y qué? ¿De verdad es tan malo?
Gracias a la práctica de yoga y de la meditación he descubierto que no pasa nada, que de hecho necesito de vez en cuando estar enfadada, triste, colérica… Que el miedo es necesario, que existe y que todas lo sentimos en algún momento.
Es lo natural. Es imprescindible.
No porque sí, sino porque en ese momento lo sientes así.
Y aceptarlo tal cual, es muy, muy, MUY liberador.
Cuando he comenzado a aceptar que tenía miedo ha sido cuando he comenzado a sentirme mejor. Y este año he sentido mucho, mucho miedo.
Darles espacio
El siguiente paso es darle espacio a esa emoción o ese sentimiento.
Darle su momento protagonista.
Cuando esto no se hace, y se la da un papel secundario o la dejamos siempre entre bambalinas…. Malo.
Porque saldrá al escenario en el peor momento. O se quedarán en esa zona oscura, donde tramarán planes terribles en tu contra por no haberle dado su espacio y su momento.
Toda emoción está para ser sentida, necesita su espacio. Déjala actuar.
Las emociones y los sentimientos son fundamentales en nuestra vida. Nos hacen adaptarnos al medio. Y todas y cada una de ellas son necesarias.
Cuando me dejó mi anterior pareja fue un golpe muy duro, que me duró lo que dura el tren desde Madrid a Torrelodones, 40 minutazos. Lloré como una magdalena.
Pero como ese día tenía barbacoa con todos mis amigos decidí que una ruptura es normal y que nadie se muere por ello.
Así que cuando llegué se lo conté a todos como quien cuenta la última peli que ha visto, cero drama.
El drama llegó cuando meses después sin dar espacio a ese dolor que sentía, apareció todo de golpe, y por supuesto fue mucho peor. Porque ese era el momento para haberme recuperado realmente.
Así que alargué mi proceso un montón por no dar espacio a las emociones que sentía.
Porfa, no las escondas.
Dejar que fluyan
Además de su espacio, las emociones y los sentimientos tienen que fluir, igual que tú, y durarán lo que tengan que durar, tienen su propio ritmo.
Tienen su hora de llegada y su hora de partida. Y tan malo es evitar que surjan como lo es no dejar que se marchen, o querer forzar su marcha.
Todo tiene su ritmo, y hay que respetarlo.
Yo sentí miedo, lo acepte y le di su espacio, pero no me he aferrado a él, he dejado que fluyera, no que secuestrara mi vida.
No identificarse con ellas
Reconocer y aceptar las emociones, es una cosa y otra cosa muy diferente es que nos identifiquemos con ellas.
No tienen nada que ver. Me SIENTO así, no es lo mismo que SOY así.
Que me sienta triste no quiere decir que lo sea una persona triste.
Que me sienta enfadada no significa que sea una persona de mal caracter.
O que sienta una ansiedad terrible no significa que yo sea una ansiosa perdida.
Quiere decir que en ese momento y por X circunstancia me siento así. Punto.
Escucharlas
Algo nos quieren decir. Nos llaman la atención sobre algo.
Igual que reconozco lo que me alegra, tendré que prestar atención a lo que me entristece o a lo que me hace sentir miedo.
Si siento ansiedad, tengo que escuchar atentamente aquellas situaciones que me provocan esa emoción, para evitarlas, o cambiarlas o tratar de afrontarlas de otra manera que no me hagan sentir así.
Terminando mi primer curso de formación comencé a sentir una cierta angustia, me sentía incómoda, me estresaba…
No sabía por qué era. Después de unas cuantas meditaciones, bastantes, me di cuenta de que necesitaba cambiar de trabajo, porque ya no me había feliz el que tenía.
Y aquí estoy, escribiéndote, muy feliz, gracias a escuchar mi corazón.
No juzgarlas
Darles la etiqueta de positiva y negativa a las emociones significa que entra la moral en juego… Y las emociones son todas políticamente incorrectas, se sienten cuando toca sentirlas, sin más.
A veces nos sentimos tristes cuando parece que todo va genial y otras veces nos entran ganas de reír en un entierro.
Si las juzgas, te estás juzgando a ti. No lo hagas. Paso número dos. Acéptalas tal cual.
Compartirlas
Esto es fabuloso. Compartir.
Yo soy fan de la frase: “Compartir es vivir”.
Y es que es así.
Compartir lo que sientes, las alegrías, las penas, los enfados…. ¡Sienta taaaan bien!
Además, para eso están las amigas, o las parejas, o las madres o los padres… ¿No?
Conclusiones
Dale a tu corazón el lugar y el reconocimiento que se merece.
Es complicado en esta sociedad en la que se sobrevalora todo lo mental, la lógica y el razonamiento. Qué no les quito importancia, porque por supuesto que la tienen.
Lo malo es que en esa sobrevaloración se ha hecho de menos a emociones y sentimientos. Parece que sentir es algo malo, o al menos sentir algunas cosas…
Pero eso no es así, todo lo que sintamos es absolutamente necesario y tiene una razón de ser que no hay que ignorar.
Y tú, ¿Escuchas esa parte de ti? ¿Te cuesta reconocer, aceptar o no juzgar tus emociones?
Cuéntamelo en los comentarios porfa, me encantará leerte. Y si te ha gustado y crees que le puede venir bien a alguien “Compartir es vivir” 😉
Muchas gracias por estar ahí.
María 🙂
5 comentarios en “YOGA, LA CLAVE PARA UNIR TODAS LAS PIEZAS (PARTE 2: EL CORAZÓN)”
gracias María por expresar tú sinceridad en el articulo, siempre te leo me gusta como dejas que fluyan las palabras, libres, y como tu dices las emociones es un temazo, pero también ha sido para mi un año de autoconocimiento de exploración, y me ha llevado a descubrir esta linda verdad, la de aceptar lo “bueno” y “malo” que nos pasa sin juzgar, una vez leí también que las emociones hay que vivirlas, expresarlas, incluso exagerarlas y dejarlas que se vallan, como proceso natural para que aporten lo que debían en ese momento…desde ahí que lo hago y me fascina por que de no hacerlo me mantendría en constante angustia…
un beso bella y éxito cada día 🙂
Fabiola, me ha encantado eso de “dejar que aporten lo que deban en cada momento”. Tienes toda la razón, cada emoción tiene su motivo de existencia y su enseñanza. Que buena es la autoexploración y el autodescubrimiento. No hay nada como pasar un ratito contigo misma para comprenderte mucho, mucho mejor, aunque eso suponga enfrentarte a las sombras que todas tenemos, siempre es enriquecedor.
Muchas, muchas gracias por tu comentario, de verdad gracias por estar ahí. Un beso muy grande! Y me alegro de que te haya gustado. 🙂
Muy buen articulo!!! La verdad es que si que cuesta un poco escucharnos a nosotros mismos y a nuestras emociones…dentro de esto mundo en constante ajetreo y estrés…
Un saludo!!
Gracias Alex! Tienes toda la razón, vivimos tan hacia afuera que nos olvidamos de lo de dentro. Hay que pararse, y escuchar, eso ayuda mucho a liberarse del estrés 😉 Un besazo!
Gracias a ti por estos artículos!!
Esperando al siguiente jeje
Saludos!!