NI ES ORO TODO LO QUE RELUCE, NI EL HÁBITO HACE AL MONJE, NI LOS LEGGINS DE COLORES HACEN A LA BUENA PROFESORA DE YOGA


Últimamente veo cómo poco a poco los referentes en yoga van cambiando y comenzamos a seguir modelos basándonos en aspectos cada vez más superficiales.

Que luego no cumplen las expectativas.


Me incluyo yo misma, porque por supuesto que admiro a muchos de estos yogis, pero muchas veces me doy cuenta de que me dejo impresionar por la parte física del yoga o la estética, o los lugares donde practica o el life style que “vende”…

Con las redes sociales es fácil ver y seguir a muchas profes de yoga que casi parecen contorsionistas y equilibristas de circo, vestidas con tops preciosos y leggins multicolores practicando yoga en playas paradisiacas y lo primero que se me vine a la cabeza es : ¡Yo quiero dar clases con ella! ¡Quiero ser como ella!

¿Pero esa imagen refleja lo buena profesora que es? ¿Es el yoga que yo quiero?

Sinceramente creo que no. Porque puedes aparentar lo que tú quieras en redes sociales, pero ser una buena profesora de yoga es mucho más que una postura en la playa.

De hecho, pensándolo bien las profesoras o profesores que más me han aportado y que más me han hecho sentir yoga no tienen redes sociales o apenas las utilizan o no reflejan para nada esa imagen “ideal”.

Y es que para enseñar yoga hay que tener otras cualidades que no tienen nada que ver con la estética, al menos esa es mi opinión.

Cualidades que me parecen importantes

1.Transmite y comparte su conocimiento

Para mí aprender es fundamental y no hay nada que admire más que sentir que la persona que me imparte clase en ese momento posee un gran conocimiento y tiene ganas de compartirlo contigo.

Ir a clase de yoga y salir con algún nuevo conocimiento es oro puro. Por lo que me gusta mucho, que la profe comparta y transmita ese conocimiento. Puede ser de anatomía, de asanas, de mudras, pranyamas, meditación, de la vida… Me da igual, es conocimiento.

2. Crea una clase adaptada para los alumnos que tiene en su sala

En una shala de yoga hay gente de todo tipo, y no siempre es fácil acertar e impartir una clase adecuada y que haga feliz a todo el mundo. Pero ese es el desafío. Una buena profesora observa bien al grupo e imparte clase para ese grupo.

Y está claro que eso no es sencillo, porque lo normal es preparar la clase previamente, pero la gente varía y no está siempre igual, por lo que una buena profesora sabe adaptarse e impartir la mejor clase para ese grupo en ese preciso momento.

Cuida de todo el muno y da opciones para todos los niveles.

3. Cuida la atmósfera de la clase

Para que una clase de yoga te guste realmente tiene que haber una atmósfera propicia para ello. Y eso, es responsabilidad de la profesora.

Por lo que dependiendo del tipo de yoga y de la clase que vaya a dar cuidará, la luz, el tono de voz, los olores, la música, etc… Para que sea lo más adecuada posible.

4. Ajusta

Tanto verbal como manualmente.

Los ajustes verbales son maravillosos porque llegan a todos los alumnos, y te obligan a llevar la conciencia hacia el interior de ti misma. Te hacen observarte y relacionarte con partes de tu cuerpo que a veces una se olvida de que existen e incluso a veces que desconoces completamente.

Y los ajusten manuales me parecen imprescindibles sobre todo aquellos que no se llegan a comprender bien, porque nuestro nivel de autoconocimiento en ese momento menor y no entendemos cómo funciona determinado músculo o articulación y el ajuste con las manos te permite comprender mejor el movimiento o la acción y por supuesto a hacer la asana de otra manera.
Una buena profesora domina tanto el arte del ajuste verbal como el ajuste manual, y esto no siempre es sencillo.

 

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5. Explica el por qué de las cosas

A veces las profesoras indican o piden que hagas algo que no comprendes bien, ya sea una asana, una respiración, un movimiento… Y en ocasiones no te explican por qué o dan por sentado que lo sabes y no dicen nada más.

Esto a veces no tiene importancia e incluso puede venir bien, pero en general a mi personalmente me queda la duda y hace que me cueste dejar de pensar y disfrutar del momento.

Por eso agradezco enormemente que la profesora explique bien el por qué de las diferentes prácticas, para que mi mente se quede tranquila y pueda disfrutar más del momento.

6. Te desafía

Si algo me gusta del yoga es que me lleva a conocer mis propios límites y a traspasarlos.

Por eso me gusta que la profesora me desafíe a llegar un poco más allá, a probar cosas nuevas, a mantener la postura un poco más… Porque sé que todo eso me hace crecer, me hace salir de la zona de confort y mejoro en múltiples aspectos de mi vida, no sólo dentro de la esterilla.

7. Te hace sentir capaz

Crea una práctica equilibrada en la cual te desafía, pero sin llevarte a la frustración, sino al crecimiento.

Es decir que la clase tiene de todo, alguna parte más desafiante y otra en la que te puedes encontrar más cómoda.

Te hace sentir a gusto aunque no todo salga “perfecto” o no mantengas el equilibrio en tal postura, ni sientas que tienes fuerza en tal otra… Al final, el conjunto de la clase te hace sentir poderosa, capaz y equilibrada.

8. Evita lesiones

Aunque parezca que no, una clase de yoga puede ser muy lesiva si la profesora no sabe de anatomía o tiene poco sentido común.
Y esto igual te parece loco, pero he visto de todo, prácticas de yoga realmente lesivas.

Para mí una buena profe ha de preocuparse por la salud de sus alumnos. Y tratar de que su clase sea lo más anatómicamente correcta posible. Y eso no quiere decir no hacer posturas complicadas, en absoluto, eso quiere decir que te hará llegar a esa postura de la mejor manera para tu cuerpo- mente.

9. Es cercana

Está claro que es importante conectar o al menos para mí lo es, y mucho. Porque personalmente pienso que una profesora de yoga está alcanzando capas más íntimas de tu ser, y para que tu permitas eso tiene que haber cierta conexión.

Para mí es fundamental sentir a esa profesora cercana, no tiene que hablar conmigo, tan solo sentirla así. Porque si siento que es una persona muy distante o muy elevada me cuesta más conectar con ella y disfrutar de la clase.

10. Imparte una clase para ti, no para ella misma

Alguna vez he visto clases en las que he dudado de si la práctica era para las alumnas o si era sólo para la profesora porque la veía haciendo las posturas totalmente a su rollo y no indicaba nada, no observaba cómo lo hacíamos o no preguntaba absolutamente nada.

Eso no me conecta nada con el yoga, es más me hace sentir como abandonada, lo que no m gusta nada. Porque si acudo a una profesora es para sentirme acompañada y guiada.
Así que para mí es súper importante que la clase se note que es para las personas.

11. Te hace vivir una experiencia

Al final el yoga es una experiencia, y sentirlo así y salir de la clase contenta, cansada, plena y transformada es lo mejor que me puede ocurrir.

Si una profesora me hace sentir así después de sus clases, sé que es una gran profesora.

Independientemente de las acrobacias que haga, la ropa que lleve o los zumos verdes que tome al día.

 

CONCLUSIONES

NO quiero que me mal interpretes, una buena profesora de yoga no es incompatible con llevar leggins de colores, hacer el pino,  estar en playas maravillosas y comer brotes verdes a todas horas (que yo lo hago muchas veces 😉 porque soy vagana).

Lo que quiero decir es, que hacer todo eso no convierte una persona en una gran profesora de yoga, y a veces nos dejamos impresionar por toda esta parafernalia y confundimos las cosas.

Para mí transmitir la esencia del yoga, compartirlo y hacer que la gente se sienta increíblemente bien en una clase de yoga es lo que hace grande a una profesora o profesor, sin importar la parte más estética.

Y por supuesto,  tampoco digo que yo sea esa profesora perfecta, porque nada más lejos de la realidad, sé que me queda muuuuucho camino  y que en muchos aspectos soy muy desastre, pero a eso aspiro, a mejorar y a aprender cada día.
Así que mi consejo es: quédate con esa profesora que toca tu interior, no la que te impresiona sólo con la imagen.

Y tú, ¿Añadirías alguna cualidad a esa profesora que tanto te gusta? Déjalo en los comentarios, que me encantará leerlo.

Besos,

María 🙂

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2 comentarios en “NI ES ORO TODO LO QUE RELUCE, NI EL HÁBITO HACE AL MONJE, NI LOS LEGGINS DE COLORES HACEN A LA BUENA PROFESORA DE YOGA”

  1. Como puedo/ puede, saber si estoy en la clase del tipo de Yoga que me va a hacer sentir o encontrarme mejor.
    Quiero decir, (soy nueva) y veo que existen muchos tipos de yoga. En mi caso tengo poca elasticidad y me cuesta bastante la mayoría de las posturas.
    Estoy haciendo las asanas correctas? Hay asanas para personas como yo? O un tipo de yoga que me haga sentir lo que busco antes de ser algo más flexible?
    Nadie me pregunta nada cuando e ido a informarme de una clase yoga. Y por vergüenza, al ver las personas tan elásticas no he ido.
    Por eso tus posturas las hago en casa y me siento genial.
    Gracias por leerme.

    1. Hola Raquel. Creo que para encontrar el yoga ideal para ti tendrás que ir probando, no hay otra manera 😉 También puedes decirme que buscas exactamente y te ayudo un poco más (puedes escribirme un email si quieres).
      Y sobre la elasticidad, no hay que ser flexible antes de ir a yoga, uno se va haciendo más flexible a base de practicar, e incluso así hay gente más flexible y otra menos flexible, y sé que es complicado no compararse (yo también lo hago 🙁 ), pero el verdadero yoga es eso, que practiques y te sientas bien y a gusto contigo misma sin que te importe lo que hagan los demás. Si te sientes bien practicando conmigo en casa, tal vez sea porque no te estás comparando en ese momento y sólo disfrutas. Pero aún así también te recomiendo que pruebes clases y escuelas si puedes. 😀 Gracias a ti por comentar <3 Un abrazo enooorme!

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