Mejorar la práctica de yoga. No es lo que estás pensando en absoluto, ni es lo que te esperas.

Este año he decidido que mi practica de yoga sea mejor.

Y no, no se trata de llegar a ninguna postura en concreto (antes sí lo hacía), ni desarrollar una técnica infalible, ni de ninguna meta en especial.

Simplemente voy a practicar mejor.

Y te preguntarás ¿Cómo vas a hacerlo María? 

Pues es mucho más simple de lo que puedas pensar y te lo cuento ahora mismo.

Recordando mis intenciones y mis “por qué”.

Por qué empecé. Qué fue lo que me llevó a practicar yoga por primera vez, y qué es lo que me enganchó tanto de ello, eso me ayuda a olvidarme de muchas otras cosas, me reconecta con la esencia, sé que fue hace años, pero fue algo muy básico, quería aprender a respirar. Y eso hago, respirar.

Por qué estoy ese día en la esterilla. Cada día acudo a la esterilla de una forma y saber qué es lo que me motiva cada día a levantarme y desenrollar mi mat me centra mucho, puede ser para calmar mi mente o para sentir mi cuerpo y desperezar mis músculos… cada día es algo nuevo y recordarlo durante la práctica me ayuda a estar más presente.

Dejar la exigencia.

Ya está bien de exigirse tanto. Me gusta retarme, me gusta esforzarme y me gusta superarme, pero sin exigencias, cuando hay exigencia la práctica se convierte en obligación y para nada deseo que el yoga se convierta en una obligación.

Tener metas u objetivos están bien, pero no dejan de ser una guía, una dirección, no un fin en sí mismos. Al menos, yo no deseo eso, deseo que el yoga sea un camino del que aprender a cada paso, en cada movimiento y en cada respiración. 

Vivir cada práctica como si fuera la primera.

Tratar de que cada práctica me muestre algo nuevo, algo diferente. Ver y sentir cada postura como si fuera la primera vez que la practico, permitiéndome encontrar nuevas sutilezas nuevos ángulos. 

Y así descubrirme también a mí misma desde otros ángulos, conocerme un poquito más y conectar más conmigo misma.

Mantenerme presente.

Dedicar ese tiempo única y exclusivamente a practicar. Tratar de que mi atención esté en la práctica, en mi respiración y en el movimiento.

Porque a veces, de tanto hacerlo, de hacerlo desde la exigencia y practicando por obligación, siento que estoy más en otra parte, no estoy en absoluto presente en el momento.

Eso va a cambiar a partir de ya.

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Olvidarme de las comparaciones.

Parece inevitable, pero estoy segura de que no lo es. Y está claro que me cuesta mucho, que trabajo, colaboro, veo y sigo en redes con otras practicantes y profesoras de yoga. Maravillosas profesoras de yoga, que practican, enseñan, comparten y comunican de maneras muy diferentes y se me hace complicado no compararme.

Veo prácticas preciosas con posturas súper avanzadas, cuerpos elásticos y fuertes que hacen maravillas, maneras de compartir la filosofía o los conocimientos súper bonitas e interesantes, la gran experiencia de muchas otras… Y se me hace complicado no compararme.

Pero he decido que voy a dejar de hacerlo, que voy a admirar, a aprender y a disfrutar de lo que hagan las demás, pero sin dejar de considerar mi propia práctica como única y personal, porque es la que yo vivo, es la que siento y es absolutamente única. Como la tuya.

Así que da igual que otras hagan tal o cual cosa.Yo disfruto de lo que yo hago, no hay más.

Escucharme.

Pero de verdad y siempre. 

Me comprometo conmigo misma y con mi cuerpo para cuidarme como si fuera lo más sagrado que tengo, porque es así. Mi cuerpo-mente es único que de verdad poseo, así que voy a prestarle la atención que merece.

Lo cierto es que terminé el año con varias lesiones por no hacerlo, y eso me dio mucho que pensar. 

Por compararme y exigirme dejé de escuchar los límites de mi cuerpo y lo forcé hasta lesionarme.  Eso me ha impedido practicar de forma normal, dar las clases como a mí me gusta y poder realizar mi vida normalmente.

Se ha acabado. A partir de ahora practicaré con el modo de auto escucha bien activo.

Desafiarme, pero sin obsesiones.

Que no me exija no significa que no desee retarme y superarme a mí misma en ciertos aspectos. Tanto a nivel de asana como de meditación. 

Así que me retaré poco a poco para que el camino sea más interesante. Además los desafíos me ayudan a conocerme mejor, a aprender de mí misma, a mejorar también mi manera de enseñar y compartir y a seguir descubriendo nuevos aspectos del yoga.

Disfrutar.

He decidido que el tiempo que le dedique a la práctica será de disfrute. De ese momento a solas, de mi cuerpo, mi respiración, del movimiento.

Disfrutar de cómo me siento mientras practico y de todos sus efectos cuando ya lo he hecho.

Toca disfrutar.

Sentirme libre.

Tanto si practico como si no lo hago, está bien. Sentirme libre para hacer una práctica corta o una muy larga. Para hacer lo que sienta en cada momento. 

Para modificar mi manera de practicar cuando me apetezca, aunque no parezca lo correcto porque lo normal es practicar de tal o cual manera.

Me da todo igual, he decidido que cuando quiera y lo sienta, romperé las reglas para practicar como me de la gana. Así de sencillo.

Divertirme.

Sí. Se puede practicar yoga y divertirse. Y si no lo has hecho es porque no has venido a ninguna de mis clases. 

No hace falta que todo sea tan serio y trascendental. A veces se nos olvida que la vida es lo que ocurre ahora mismo y la diversión es parte de ella y también es sagrada.

Además, no siento que vaya a iluminarme más por no divertirme practicando. Creo simplemente que lo haré más aburrido. Y que me gusta mucho poner una música ligera y fluir sin pensar, y caerme practicando un equilibrio y partirme de risa, o que venga Nura y se siente encima de mí mientras estoy meditando y se vaya toda la concentración al traste mientras me enamoro más de ella.

Así que cuando me apetezca, haré mis prácticas ligeras y divertidas. 

En fin, estos son mis propósitos para el nuevo año.

Y esas son mis formas de mejorar mi práctica de yoga a partir de este 2019.

Y tú ¿cómo crees que podrías practicar mejor? ¿Qué necesitarías para sentir más tu práctica de yoga? Me encantaría que me lo contaras dejando un comentario más abajo.

Un abrazo enorme,

María.

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4 comentarios en “Mejorar la práctica de yoga. No es lo que estás pensando en absoluto, ni es lo que te esperas.”

  1. Me encanta tu post María, y suscribo palabra por palabra lo que tú comentas. A veces se nos olvida por qué desenrollamos la esterilla y nos sentamos, y a veces cerramos los ojos sin haber dejado atrás todos los problemas del día a día. Yo comencé con el yoga hace un poco más de un año, y por un esguince de grado 2 tuve que dejar de hacerlo durante más de 4 meses. Me dolió muchísimo porque en un año ya había notado mejorías no sólo a nivel físico, sino también emocional (tengo bastante ansiedad, me dejo llevar por lo que piensen los demás y eso me provoca mucho estrés en mi día a día, además de mi autoexigencia). Al cabo de ese tiempo, cuando quise volver a la práctica tenía que comenzar desde 0, al margen de que con mi tobillo aún dolorido había posturas (simplemente sentarme) que me costaban muchísimo. Me frustré y decidí dejarlo por un tiempo. Ahora, por fin, puedo volver a retomar mi práctica, con la idea de que tengo que volver a partir de 0 y, sobre todo, de disfrutarla. Me ha gustado mucho leer tu post porque me ha recordado por qué empecé y por qué debería seguir, sin comparaciones ni demasiadas exigencias. Simplemente respirando, disfrutando. Gracias.

    1. Hola Ana! Muchas gracias por compartir tu experiencia. La verdad es que empezar de 0 siempre cuesta, y tener que hacerlo de nuevo después de una lesión es muy frustrante, pero recordar el “por qué” empezamos y lo bien que nos sienta independientemente de en que “nivel” nos encontremos. Lo importante es el camino y lo bonito es disfrutarlo. Tienes toda la razón.
      Mucho ánimo en tu recuperación y de nuevo muchas gracias por escribir. Un abrazo enorme.

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